LO QUE ME FALTA

Como ya sabéis, estamos en estado de alarma. Llevamos casi un mes y yo, ya empiezo a notar los estragos de esta situación en mí. Y no, no hablo del kilo y medio que me he echado encima, que también, hablo de mi moral, de mis sentimientos, de mi yo personal. Lo primero que me gustaría gritar a los cuatro vientos es que SOY MUY AFORTUNADA. Toda mi familia está bien, mis amigos, están bien y eso es lo principal si hacemos un recuento. Porque llevamos más de 15.000 muertos y solo eso es para echarse a llorar. Aparte de la salud, tengo una casa maravillosa, en la que puedo pasear con tranquilidad y en la que en familia, podemos jugar al ping pon, hacer una barbacoa o salir simplemente al jardín a leer un libro. Por eso, lo repito, SOY AFORTUNADA. Lo tengo todo. Todo lo esencial. Trabajo desde casa (mi marido no, es autónomo y lleva tres semanas sin trabajar y tendremos que ajustarnos el cinturón, pero es lo que hay) tenemos salud  y un hogar ideal en esta situación, pero.... me falta algo. Me faltáis vosotros.

Para el que me conozca bien sabe que mi agenda está siempre llena. Los fines de semana son para salir o para recibir gente en casa. No había un fin de semana de marzo a mayo que no estuviera ocupado con una comida, una cena, un viaje, una quedada... Si antes salíamos, ahora con la caravana mucho más. Y de repente... todo se ha esfumado. Mi calendario de la cocina está a 0. Mis hijas (las pobres, dos adolescentes que se están portando de vicio y se merecen un gran aplauso) se han quedado sin viaje de fin de curso, mis alumnos y yo sin Erasmus y mi familia al completo sin ver a sus amigos durante meses. Y eso es lo que me falta.

Me faltan los abrazos de ese amigo al que quiero con locura pero con el que siempre me estoy metiendo, porque... así es nuestra relación. Somos como pimpinela y todo el mundo lo sabe. Me faltan las conversaciones con sus correspondientes meteduras de pata (en esto tengo amigas que son especialistas) y con las que cambiamos el nombre del grupo cada vez que quedamos, y a Manolo poniendo el puntito sobre la i. Me faltan las risas con Vero, con Inma, con Vanesa, con Cristina, con Llanos. Me falta nuestro "esto es vida chicos" y a nuestros niños dando por culo (y sí, son nuestros porque llevamos más de veinte años juntos, y son parte de nuestra familia). Me falta ver las ecografías de ese bebé en directo. Me falta el solomillo a la mostaza, la ensaladilla de bocas, los petroni con su olivita. 

Me faltan las partidas "a lo que sea" en casa de Esther y José Ramón, nuestra predicción de evolución de esta pandemia (que cortos nos quedamos ¿verdad?) y la programación de ese viaje que teníamos pendiente desde febrero. Las pizzas de bacon con dátiles y las de jamón con trufa. 

Me faltan las Kedadas (con k), dormir en un polideportivo, los chaticos de vino y las confidencias a media noche con Llanos. Me faltan los zascas de Nuria ( y de Ana, pobre Eva. jajajaja), los frutos secos de Tomás, la cocina de Keka y los fríos de Rosa. Me falta Duna, Manchitas, Thor, Blacky con sus correspondientes dueños  que son únicos y especiales y saber por fin quién es Juande y quién Rubén. Los dibujos de Yaiza, los" te ayudo" de Jona. Me falta conocer en cada kedada a una persona nueva y añadirla a esta familia que es la Peka.

Me faltan mis niños, los scouts y sobre todo, me faltan mis scouters. Las risas, programar, trasnochar para que todo salga bien en un campamento. La cena pendiente que hemos tenido que anular dos veces y el trabajo para que nuestro décimo aniversario saliera bien...

Me falta mi escuadra, su apoyo incondicional cada vez que me vuelvo loca y digo que me voy a presentar a capitana. Me faltan Rocío y Nuria, que no paran de inventar y han entrado como un tifón a darnos vida (y camisetas, jeje), la de los anises... (ya hablaremos tu y yo), mi Mari Carmen... que siempre está ahí y el resto que son geniales.

Me faltan mis primis, "emborrachar a María Elena" ha sido siempre nuestra meta y cada vez nos lo pone más difícil. La venta y la excursión del domingo de pascua por sus montes. (Gracias a dios que tengo el Crossfit virtual y la zumba si no, serían 5 kg).

Me faltan mis compañeros de trabajo. Todos y cada uno de ellos son especiales. Me faltan las risas con Paco y la ayuda de Marta, siempre dispuesta a lo que haga falta. Me faltan Pilar, María José (tenemos pendiente la playa y la hoguera), Pepe, Bea, Reme (nos quedamos sin viaje...) Juana, Eroti, Elena, Carlos Inma, Vicenta, Roberto, Jose manuel, Plácido.... en fin, no puedo nombraros a todos pero que sepáis que todos estáis en mi mente.

Me falta ir a trabajar, fichar (esto es nuevo de este año) justo a tiempo antes de que suene el timbre y mil horas después de acabar tu clase al salir. Me falta el café en la cafetería apiñados como sardinas en lata con los compis de mecánica. Me faltan mis alumnos, sus dudas, las prácticas. Nunca será lo mismo por vía telemática...

Me falta mi hermana. Porque mi hermana es mi hermana y mi mejor amiga, y aunque la veo por viedoconferencia tengo ganas de achucharla y de que sepa que estoy aquí.

¿Veis cuánto me falta? Y me falta muuuucha muuuucha gente por nombrar. Seguro, segurísimo. Gente a la que aprecio pero a la que no me he referido.  No me lo tengáis en cuenta, sabéis también que soy DORI...

Y lo único que espero es que cuando todo esto acabe podamos volver a estar juntos. Todos. Porque la vida es lo más importante y es tan efímera como un susurro. Porque lo imprescindible es lo que somos y yo soy lo que soy gracias a vosotros. 

Por eso os doy las gracias. Gracias por estar ahí y por los mensajes. Gracias por las llamadas y por escuchar mis cuentos. Gracias a mi marido, a mis hijas y a mi madre que son los que están apoyándome en el día a día y lo están haciendo genial. Gracias por quererme como soy. 

GRACIAS Y HASTA PRONTO. SOIS LO QUE ME FALTA.